Tipos de Efectos Tóxicos
Toxicidad local: el efecto tóxico de la sustancia se manifiesta en el primer lugar de contacto con el sistema biológico (ojos, piel, vías respiratorias).
Toxicidad sistemática: los efectos adversos se producen lejos del lugar de entrada del tóxico. Se sucede una absorción y distribución de la sustancia desde el lugar de contacto inicial hasta donde ejerce su acción tóxica. Los órganos normalmente afectados por este tipo de toxicidad son los pulmones, el hígado, el sistema nervioso central, los riñones, la piel y la médula ósea (sustancias neumotóxicas, hepatóxicas, neurotóxicas).
La mayoría de tóxicos ejercen este último tipo de toxicidad aunque algunas como la hidracina y el ácido fluorhídrico producen ambos.
Los mencionados efectos pueden derivarse de una única exposición o de una exposición múltiple (repetida). En función de esta exposición hablaremos de toxicidad aguda (gralte. inferior a 24 horas) y toxicidad crónica (durante un largo periodo de tiempo, habitualmente años). Lo más frecuente en el mundo laboral son las exposiciones prolongadas a pequeñas cantidades de tóxico.
Otro factor importante, además de la duración, es la frecuencia de exposición; ya que condiciona la eliminación del tóxico y reparación de las lesiones producidas.
Los efectos tóxicos se clasifican en temporales (reversibles) y permanentes (irreversibles). Esto quedará en función de la capacidad de regeneración del órgano afectado. También pueden manifestarse las efectos inmediatamente después de la exposición (inmediata) o presentarse después de un largo periodo de tiempo (retardada).
Finalmente, una respuesta anormalmente exagerada puede darse lugar en algunos individuos debido a su predisposición genética. Se habla entonces de toxicidad idiosincrásica, producida por un xenobiótico (sustancia extraña al organismo).
Toxicidad sistemática: los efectos adversos se producen lejos del lugar de entrada del tóxico. Se sucede una absorción y distribución de la sustancia desde el lugar de contacto inicial hasta donde ejerce su acción tóxica. Los órganos normalmente afectados por este tipo de toxicidad son los pulmones, el hígado, el sistema nervioso central, los riñones, la piel y la médula ósea (sustancias neumotóxicas, hepatóxicas, neurotóxicas).
La mayoría de tóxicos ejercen este último tipo de toxicidad aunque algunas como la hidracina y el ácido fluorhídrico producen ambos.
Los mencionados efectos pueden derivarse de una única exposición o de una exposición múltiple (repetida). En función de esta exposición hablaremos de toxicidad aguda (gralte. inferior a 24 horas) y toxicidad crónica (durante un largo periodo de tiempo, habitualmente años). Lo más frecuente en el mundo laboral son las exposiciones prolongadas a pequeñas cantidades de tóxico.
Otro factor importante, además de la duración, es la frecuencia de exposición; ya que condiciona la eliminación del tóxico y reparación de las lesiones producidas.
Los efectos tóxicos se clasifican en temporales (reversibles) y permanentes (irreversibles). Esto quedará en función de la capacidad de regeneración del órgano afectado. También pueden manifestarse las efectos inmediatamente después de la exposición (inmediata) o presentarse después de un largo periodo de tiempo (retardada).
Finalmente, una respuesta anormalmente exagerada puede darse lugar en algunos individuos debido a su predisposición genética. Se habla entonces de toxicidad idiosincrásica, producida por un xenobiótico (sustancia extraña al organismo).